¿Qué significa el periodo de carencia?
La carencia en un seguro médico es el tiempo que deberás esperar hasta que tengan validez las coberturas de dicho seguro y, en consecuencia, puedas utilizar los servicios médicos contratados. Las compañías de seguros establecen este periodo como medida de protección frente a aquellos clientes que buscan darse de alta solo para solventar alguna dolencia o necesidad médica puntual y que, una vez resuelta esta, vuelven a darse de baja.
La duración del periodo de carencia varía en función de las condiciones establecidas por cada compañía en concreto. Por otro lado, existen casos en que tal periodo no es aplicable, ya que lo impide la ley. Así, el artículo 103 de la Ley de Contrato de Seguro señala que las asistencias determinadas como urgencias vitales no pueden estar sometidas a ningún periodo de carencia.
¿Qué es la carencia en los seguros de salud?
La carencia en un seguro médico es el periodo que transcurre desde la firma de la póliza hasta que el asegurado puede solicitar determinados servicios de asistencia o cobertura. La carencia actúa en este sentido como garantía para las compañías aseguradoras, de manera que el cliente no suscriba el seguro solo para cubrir una necesidad puntual y cancele el contrato una vez atendida esta.
Por otro lado, aunque no es lo habitual, existen también seguros médicos sin carencia, que son aquellos que no restringen ningún tipo de cobertura o servicio en un plazo estipulado, sino que desde el mismo momento del alta, puedes ya disfrutar de los servicios y coberturas que figuren en la póliza que hayas firmado. Eso sí, debes saber que este tipo de seguros de salud normalmente exigen de por sí primas bastante más elevadas.
¿Cuáles son las carencias más habituales en los seguros de salud?
Pese a que cada compañía puede establecer unas carencias y periodos específicos, suele haber bastante coincidencia en esta cuestión entre las diferentes aseguradoras. Así, lo habitual es que los periodos de carencia afecten a coberturas relacionadas con intervenciones quirúrgicas, embarazo, prótesis, trasplantes, segunda opinión médica o reproducción asistida, entre otras asistencias e intervenciones.
En el caso concreto de las intervenciones quirúrgicas, las que se realizan en régimen ambulatorio generalmente están sujetas a un periodo de carencia de 3 meses, lapso que acostumbra a ampliarse a los 10 meses para aquellas otras intervenciones que requieren hospitalización. Algo similar sucede con los medios de diagnóstico: en los más básicos, como pueden ser las analíticas de sangre o las radiografías, no hay, por norma general, periodo de carencia alguno.
Sin embargo, aquellos otros que precisan de una tecnología específica y más costosa, como las resonancias magnéticas, están sometidos mayoritariamente a un periodo de carencia de entre 3 y 6 meses. En servicios y tratamientos más sofisticados, como los de reproducción asistida, los periodos de carencia acostumbran a ser más prolongados, llegando en algunos casos a alcanzar hasta los 48 meses.